jueves, 10 de noviembre de 2016

LA EDAD DEL ALMENDRO (II) - Arthur Rimbaud


La casa es triste y pobre, como el barrio,
con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
no la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,
sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.

Luis Cernuda  





A veces los poetas nos dejamos morir un poco. Escribir un poema es asomarse a un lugar que no existía antes que mirásemos a él. La poesía es sangre que brota de tus venas y se pierde en un camino de polvo. Vives solo para morir ese instante.

Todo lo que puede saberse de Rimbaud y Verlaine está en el misterio de su muerte, en el secreto a voces de sus poemas, en el silencio que habita cada uno de sus versos. Nada que queramos decir hoy explicaría una verdad que solo fue de ellos mientras hicieron lo posible por vivirla.

Nuestro acercamiento a esos días es insignificante. No representa nada en su historia, solo explica nuestra necesidad de sentirla, de saberla real, posible. Vives para retener ese instante... para morirlo pegado a su carne... para ser él...



Marsella, 10 de noviembre de 1891/ la edad del almendro



hermano paul
querido verlaine
mi amante

ayer te he visto pasar desnudo
embarazado de dolor en todo tu parto
adivinando el iris de mis ojos tras el lienzo
dormido o despierto
insomne o sonámbulo
pero caído hasta mi piel
con el orgullo de la ciudad atemperando el cemento

ayer a ratos me sentía un pájaro
era uno de tantos con perfil de cadáver
donde quiero deshacerme prisionero
esclavo del vuelo sobre mi lumbre
ayer parís no semejaba parís
tan solo un simulacro de la aurora
y notre dame padecía tu pupila
corriendo la lluvia hacia el sena    condenándose

ayer a ratos era homicida
ícaro sin alas    mecido
por las llamas eléctricas como un muro
y lejos
tan oscuros como el mar
morían los mirlos del cansancio
fugitivos de su propio fuego

ayer casi isla me quedaba
y hoy también     desnudo y sin sexo
me atrevo a ser roca con pálpito de templo
cuando aborta la tempestad los calendarios
y no me basta la sed
ni se corrompe este verdor entre mis piernas

ayer fui pájaro y reloj
otro cuerpo sin precio
ayer a ratos quise ser cruel
quise morir y no estabas
era inmortal
para ver en mi rastro la edad del almendro

adiós hermano paul
querido verlaine
mi amante
quiero morir y nada puede salvarme
el albatros ha partido
las islas son tal un pueblo de barcas
y la noche
un solitario puerto donde errabundo espero
ebrio con mi naufragio de naipes
inválido de tiempos

hermano paul
querido verlaine
mi amante
has que la ciudad coma su polvo


Rimbaud 'Épilogue à la française
Jeff Rosman



MARGINALIA: Los versos en cursiva pertenecen a A.R. / Este poema forma parte del cuaderno La Edad del Almendro publicado en El Hambre de la Patria, Premio Internacional de Poesía Juan Alcaide./ De cierta forma aquí me acercaba a un momento que solo podía intuir. Me ayudaba a entender y hacía posible mi sobrevivencia. / Hay muchas maneras de leer un texto y explicarse la historia. / Otro camino pudo ser este: Mi último pensamiento, amigo mío, será para ti, para ti, que ahora me consideras lo peor, y con quién no he deseado regresar porque ha hecho falta que te abofeteara, -POR FIN! ¿Quieres que te mande un beso mientras muero? P.V.



Fragmento del filme Eclipse Total

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