miércoles, 27 de abril de 2016

LA EDAD DEL ALMENDRO (I)




Poema de EBB donde descubro tu rostro




Hubo un poema de Elizabeth Barrett Browning
un poema de amor que hablaba de la muerte de su madre
como si uno pudiera reunir el amor
y las manos de una madre en la misma estrofa
acercándose a la longitud de un grito
por el hijo de su hijo que nunca abrió los ojos

Hubo un poema que leímos bajo un puente
unos versos que parecían hablar de ti y de mí
cuando aún no estabas en el mundo 
y yo te buscaba entre las nieves de un extraño

De qué vamos a hablar si eres tú mi patria
y vida a vida voy entrando en ti/ envejezco/ afilando los años
las lunas imposibles que nos borra el amor
por miedo del amor al amor mismo

Ya no soy tan joven como tú/ no tengo espejos 
que devuelvan la dulce apariencia 
de los días enfrascados en tu nombre
con el beso que al morir me dio mi madre

Pero esto nada tiene que ver con poemas 
ni con Elizabeth Barrett Browning
y mucho menos con mi madre o la tuya
que se han quedado pregonando el arroz
mientras los hijos de sus hijos 
no prenden candela en el bosque
ni rompen un jarrón 
que ha estado en la familia por setecientos años

Hubo un poema que yo nunca había escrito
un poema que quise escribir y me robaron
para encontrarte cuando no buscaba a nadie
y decirte al oído 
eres el muchacho más bello
que ojos humanos han visto



MARGINALIA: Elizabeth Barrett Browning (Coxhoe Hall, 1806-Florencia, 1861) Poetisa británica. Publicó el poema épico La batalla de Maratón a los 14 años, una traducción del Prometeo encadenado de Esquilo (1833) y El Serafín y otros poemas (1838). En 1846 se casó en secreto con Robert Browning, con quien huyó a Italia. Sus Poemas (1850) contienen los Sonetos del portugués. Escribió también la novela en verso Aurora Leigh (1856). / "Poema de EBB donde descubro tu rostro"  aparece en mi libro El Hambre de la Patria (1972: unplugged)  publicado por Ed. Verbum, 2015. 


viernes, 22 de abril de 2016

A propósito del Día Mundial del Libro


INVITACIÓN A LA LECTURA (I)




Mi abuela, que solía tener en el mismo altar a Cristo, Martí y su venerado Changó transcrito en Santa Bárbara, hubiera podido resumir su fe de vida con la frase de Jorge Luis Borges donde advierte que: De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; pues todos los demás son extensiones de su cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria. Éste fue el legado que infundió entre sus hijos y nietos: la necesidad, y el placer, de tener buenos libros, de leer; y de buscar en ellos la verdad.

Por eso crecí con libros y los amé desde el primer momento, y más allá del contenido me invade el cariño y el respeto por el objeto, ahora que somos testigos privilegiados de un tiempo de cambio y búsqueda de nuevos soportes para la creación artística. Un tiempo de impase se aprecia en la literatura, en sus múltiples exploraciones creativas y diferentes formas de llegar al lector, que ha despertado, o renacido, el amor al libro como objeto, ante los augurios que hablan de su desaparición.

Creo en los libros, siempre voy a tener fe en ellos, en su poder infinito de sanar y construir, de forjar valores y fundar un concepto humanista, una proyección del mundo donde un hombre no sea mejor que el otro hombre, donde una tierra no valga más que otra. Por eso Me parece bien que los libros estén allí en la calle, al paso de cada lector, al decir de Sábato, dispuestos a ser escogidos, a dejarse leer con paciencia, a permitirnos soñar con la libertad y un futuro donde el culto principal sea el respeto a la dignidad del hombre.

En eso debiéramos pensar los hombres, independientemente de nuestro oficio o vocación. Porque el escritor no debe andar por el mundo creyéndose mejor que el arroyo o el viento que baja de la montaña, y no tiene más derecho que la piedra o el árbol, aunque sea al mismo tiempo: árbol y piedra, viento y agua. El escritor es también un obrero, un artista; su oficio son las palabras, y con ellas debe hacerse a sí mismo, debe aprender a edificar el universo de paz y amor que necesitamos. Ese es su lugar en la tierra.

Leer es andar, y un escritor es alguien que ha leído y andado bastante, por eso debe conocer de los misterios de la vida y ver un poco más allá del corto infinito que vislumbran otros hombres, que han leído poco, o nada han querido leer. Debemos aceptar al escritor, reconocerlo como ciudadano de muy diversas patrias; pero también el escritor debe aceptar a los otros hombres, intuirlos con humildad y sencillez, para que ambos puedan ser un colectivo sólido y lleguen a, como decía Ricardo Piglia: leer la literatura con fe, es decir, como modelo de vida, como un oráculo personal.

La lectura es uno de los bienes fundamentales del hombre; los libros el modo más fecundo de animarlo. La literatura es un don necesario para comprender al mundo, y para que el mundo conozca que nos resistimos a perder la esperanza en su mejoramiento. Quien lee aprende a pensar y será el pensamiento quien lo haga libre; pues, aunque la literatura no tenga todas las respuestas, nos servirá siempre para mantener despiertas las preguntas, y eso en fin, le confiere valor suficiente.

Tenemos un mundo que cambiar, y podemos hacerlo con el arma más pacífica que existe: el libro; un arma que es como el viento y como la poesía, que revela al hombre la verdad sobre sí mismo y está repleta de porvenir. Escritores, libreros y lectores, somos la milicia del intelecto, los soldados de una vida por hacer y que algún día será evocada como la victoria mejor, la única batalla posible, ganada en todos los campos del pensamiento humano.

Hoy invito a leer. Hoy convoco a no dejar que los libros mueran. Hoy propongo salvar, con un solo gesto, el acto más heroico del hombre: su amor a la lectura; compartiendo estas frases entresacadas de la obra más universal de la literatura española….



El agradecimiento que sólo consiste en el deseo, es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras.
El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
El amor junta los cetros con los cayados; la grandeza con la bajeza; hace posible lo imposible; iguala diferentes estados y viene a ser poderoso como la muerte.
El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos.
El hacer el padre por su hijo es hacer por sí mismo.
El mayor contrario que el amor tiene es el hambre y la continua necesidad.
El mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.
El pobre está inhabilitado de poder mostrar la virtud de liberalidad con ninguno, aunque en sumo grado la posea.
El que esta para morir siempre suele hablar verdades.
El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
El retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.
El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos.
El valor reside en el término medio entre la cobardía y la temeridad.
En el arte de la marinería más sabe el más simple marinero, que el mayor letrado del mundo.
En la lengua consisten los mayores daños de la vida humana.
El ver mucho y leer mucho aviva los ingenios de los hombres.

MARGINALIA: No solo una invitación a la lectura, querría hacer de este post también, un reconocimiento por quienes, en este día, participan de las lecturas públicas de varios pasajes de esa gran obra que es El Quijote, un digno homenaje al 400 aniversario de su autor: Don Miguel de Cervantes y Saavedra.






lunes, 11 de abril de 2016

EL ETERNO CIGARRILLO DE JACQUES PRÉVERT


Prévert en un café de París 


Uno de los hallazgos más afortunados que he tenido en los últimos tiempos es la poesía de Jacques Prévert. Un poeta cuya obra desclasifica esos constantes preceptos de que la poesía no vende o no es popular, y si lo hace es porque no es buena. Prévert fue un poeta popular. Aunque nos parezca imposible fue un best-seller en poesía, y sin renunciar a la trascendencia que en literatura resulta lo más importante o meritorio.

Volver sobre los textos de este francés nos conecta con el discurso de un sujeto invencible, sin pretensiones vacuas de aristocrático espíritu, pero con la firmeza de quien ha comulgado humildemente con la transparencia, ese hálito puro que llena de obscuridad cualquier verso; y que fue presente desde su prístino Intento de descripción de una cena de máscaras en París, Francia.

Guionista (libretista más bien) de cine, autor de canciones, pacifista, enamorado de la vida en su máxima expresión, Jacques Prévert no fue beneficiado por la mirada de los críticos y exegetas de la poesía francesa de su tiempo, como quizás lo fueran Eluard, Valéry o Claudel.

No le perdonaron su popularidad, el rompimiento con Breton, ni la distancia que delimitó hacia los comunistas desde su hostilidad contra toda forma de opresión social. Los franceses en literatura siempre bregan hacia las izquierdas, aunque prefieran vivir la vida en la derecha.

Quizás Prévert fue popular, y es inmenso, por su fluidez, el espíritu bohemio que siempre agradece quien añora París, o el eterno cigarrillo en la comisura de sus labios. Ese cigarrillo que conecta con la voz eterna de Edith Piaff y las brumas de un puerto que trasciende en el celuloide.

A mis ganas de entender el diálogo de un poeta con su poesía, yo atiendo al poeta en su obsesión por ser el pueblo y trascender con su esencia. Me conecto con aquellos textos suyos que gozan de aprenderse los estudiantes franceses, como repiten los de Villon, o los de Rimbaud, porque aun se les escucha susurrar a nuestro oído.

No hay mejor lectura, para entender la inmensidad de Jacques Prévert, que este diáfano texto donde parece explorar la dimensión rotunda de un haiku, o que describiera un grabado chino de la dinastía Tang.

Yo no dejo de sorprenderme ante él, y lo escucho, lo leo, lo vivo, evocando una pieza mínima de esa voz absoluta que es Alejandra Pizarnik, quien seguro conocía el texto de Prévert, tal vez en la voz de Cortázar, y que lo llevó dentro de sí, lapidariamente, al decir: la jaula se ha vuelto pájaro.

Pero eso ya sería otro poema por escribir, un instante en el cual pensar. Ahora dejemos que alguien nos sirva el buen café, encendamos un cigarrillo y dejémonos acompañar por el poeta que nos enseña como dibujar un pájaro.




PARA HACER EL RETRATO DE UN PÁJARO







Pintar primero la jaula
con la puerta abierta
pintar después
algo gracioso
algo simple
algo hermoso
algo útil
para el pájaro
apoyar después la tela contra un árbol
en un jardín
en un montecillo
o en un bosque
esconderse tras el árbol
sin decir palabra
sin moverse…
A veces el pájaro aparece al instante
pero a veces puede tardar años
antes de decidirse
No desalentarse
esperar
esperar si es necesario durante años
la prontitud o la demora en la llegada del pájaro
no guarda relación
con la calidad del cuadro
Cuando el pájaro aparece
si aparece
observar el más profundo silencio
aguardar a que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel
después
borrar de uno en uno todos los barrotes
con cuidado de no rozar siquiera las plumas del pájaro
Reproducir después el árbol
cuya más bella rama se reservará
para el pájaro
pintar también el verde follaje y la frescura del viento
el polvillo del sol
y el zumbido de los bichos de la hierba en el calor
del verano
y después esperar que el pájaro se decida a cantar
Si el pájaro no canta
mala señal
señal de que el cuadro es malo
pero si canta es buena señal
señal de que podéis firmar
Entonces arrancadle suavemente
una pluma al pájaro
y poned vuestro nombre en un ángulo del cuadro.




MARGINALIA: Jacques Prévert nació el 4 de Febrero de 1900. En 1925 se incorporó al Movimiento Surrealista, aunque luego terminó siendo, junto con Paul Eluard y Antonin Artaud, uno de sus desertores. Sus poemas fueron muy populares en la época de la posguerra. Además de Palabras escribió Espectáculo, Historias y Cuentos para niños traviesos. También se constituyó uno de los guionistas franceses más importantes de la época, entre sus películas se destacan: El muelle de las Brumas, Sombras del paraíso, Los amantes de Verona y Las Puertas de la noche. Compuso además las letras de varias canciones popularizadas por Yves Montand, Juliette Greco y Edith Piaf, entre ellas la famosa Las hojas muertas. Murió el 11 de Abril de 1977.